10 de Enero de 2014
Opinión
Ángel Suárez
José Ángel García
Fundada
en los inicios de los setenta del pasado siglo, la Asociación de Amigos
del Teatro es, junto al cine club Chaplin, uno de los colectivos de más
larga continuidad y permanencia de la vida cultural conquense.
Organizadora ya en la segunda mitad de esa misma década
de unas Semanas íntimamente relacionadas con el entonces llamado Teatro
Independiente y única sostenedora luego de los grupos aficionados de la
provincia al par que potenciadora de la presencia en la escuela del arte
escénico, en su etapa más reciente –relativamente reciente, ya que vino
a iniciarse hace veinte años, en 1994– su
campo de actuación se centró en una nueva oferta que basada
esencialmente en la alternada convocatoria bianual de sendos festivales
–Titiricuenca y Bita– con la marioneta y con el trabajo actoral como sus
respectivos protagonistas, complementada por una programación a lo largo del año sostenida a despecho de crisis, recortes e indiferencias.
Esta última y actual –y que nos dure– etapa ha sido
posible gracias esencialmente al tenaz y mantenido empeño personal de un
hombre, su presidente, Ángel Suárez, sin dar de lado, por supuesto, el
entusiasmo de otros colaboradores tan asimismo empeñados en que la
aventura dure como Leonardo Poyatos. Pero, sin duda, ha sido sobre todo
el adelante a como sea contra viento y marea de Ángel Suárez el que ha
mantenido actuante y en pie, día a día, esfuerzo a esfuerzo, incluso
disgusto a disgusto, desengaño a desengaño, la asociación. Por eso, este
columnista ha querido, aprovechando el inmediato comienzo de una nueva,
una más, de las ofertas preparadas por el colectivo que dirige –Domingo
de Títeres en Cuenca, una actividad especialmente enfocada a los más
pequeños, futuros espectadores– que se iniciará este domingo en la
antigua iglesia de San Miguel con la actuación, a las doce treinta del
mediodía y las seis de la tarde, de la compañía murciana Los Claveles y
que se extenderá hasta comienzos de abril, expresarle a Ángel, a Ángel
Suárez, el más total agradecimiento de cuantos por estos lares amamos el
hacer sobre las tablas, ese hacer que, gracias a él y a quienes le
apoyan, pero gracias sobre todo a su fructífera tozudez, tiene y seguro
que seguirá teniendo gozosa presencia en nuestro calendario.
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